Hace algunos meses, en el barrio romano de Quadraro, se completó la primera residencia urbana construida de fardos de paja. La casa que fue diseñada por el equipo de la oficina BAG Offinamobile -dirigida por el arquitecto Paolo Robazza-, tiene una estructura de entramado de madera y muros de paja, además de una mezcla de tierra local y ladrillos triturados que es una reinterpretación moderna de la arquitectura vernácula tradicional romana.
El resultado es una construcción natural que “transpira”, logrando una eficiencia térmica muy alta, entregando frescura a los interiores en verano y calidez en invierno, evitando la humedad por completo.
Su materialidad afecta de manera considerable los costos de calefacción en invierno, de modo que el potencial de ahorro llega hasta un 75% en comparación con una casa convencional. Un fardo de paja no estucado, gracias a su grosor de 450 mm, tiene un valor de coeficiente de conductividad térmica (K) de 0,13 W / mqK , de modo que su rendimiento térmico es mucho mayor al esperado.
En el año 2002 la normativa italiana de construcción redujo el valor K residencial para los muros exteriores a 0,35 W / mqK, de modo que el rendimiento térmico de esta casa es mucho mayor al requerido. Además, en los muros en que la paja es mezclada con la mezcla de tierra y ladrillo, su valor K es aún menor. El suministro del material usado proviene de productores locales, reduciendo las emisiones de CO2 y los costos de transporte.
Los rasgos distintivos del proyecto no son sólo la técnica de construcción y los materiales utilizados, sino también la forma en la que fue concebido. Es, de hecho, un terreno compartido que permite a profesionales jóvenes participar en la construcción del edificio y aprender esta nueva técnica.
El objetivo de los arquitectos fue también desacreditar el pensamiento convencional de que los fardos de paja solo funcionan en contextos rurales y en edificios no-residenciales.
Vía WAN
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